Podemos definir la esterilidad como la incapacidad por parte de la mujer y/o del varón de lograr un embarazo. Hay dos tipos de esterilidad; por un lado tenemos la esterilidad primaria, la cual se refiere a la imposibilidad de lograr embarazo tras un año de relaciones sexuales sin protección; y, por otro lado, tenemos la esterilidad secundaria, entendida como la pareja que no logra una nueva gestación tras dos o más años de búsqueda después de haber quedado ya embarazados una primera vez.
El concepto de infertilidad lleva un pequeño matiz, y es que no es la incapacidad de lograr embarazo únicamente sino la incapacidad de gestar un embarazo a término, un recién nacido vivo. Aquí también distinguimos entre primaria y secundaria dependiendo de si se tiene ya un recién nacido vivo previo.
Ambos conceptos en la práctica se usan indistintamente para referirse a lo mismo y realmente los separa una delgada línea, que el embarazo llegue a término o no debido a algún tipo de aborto durante el período de gestación.
Por lo tanto, ambos términos son diferentes pero en la práctica se usan para lo mismo, para definir la incapacidad de quedar embarazados tras un año de relaciones sexuales sin protección.