En los últimos años hemos sido testigos del considerable aumento en las tasas de supervivencia de muchos pacientes que han sufrido un proceso oncológico, lo cual les permite continuar llevando una vida completamente normal tras superar su enfermedad.
A diferencia de los hombres, las mujeres nacen con todas las células reproductoras (ovocitos) que dispondrán a lo largo de su vida fértil. Algunos de los tratamientos de quimio o radioterapia pueden producir una reducción importante, y a veces completa, en la calidad y cantidad de ovocitos, produciendo problemas de infertilidad en estas pacientes.
Por lo tanto, uno de los objetivos que los profesionales hemos de plantear es el de minimizar el efecto de los tratamientos oncológicos sobre la capacidad reproductiva de la paciente y/o presentar la alternativa de preservar los ovocitos antes de que se produzca el efecto nocivo del tratamiento.
Tratamientos de preservación de fertilidad en pacientes oncológicas
Cada vez más mujeres jóvenes a las que se les diagnostica un cáncer, y tras someterse a los tratamientos de quimio o radioterapia, se encuentran con problemas de infertilidad. En estos casos, se disponen de varias opciones para preservar la fertilidad en este tipo de pacientes.
Sin lugar a dudas la que mejores resultados ofrece es la criopreservación de embriones, es decir, la paciente se somete a una fecundación in vitro antes de iniciar la quimio o radioterapia y se congelan los embriones resultantes. El problema de esta opción es que la paciente ha de tener pareja masculina en ese momento o bien optar por la inseminación de sus óvulos con un semen de donante.
También es posible realizar una criopreservación de ovocitos, para conservar los ovocitos sin ser fecundados mediante vitrificación. Este proceso consiste en una estimulación ovárica con hormonas y la aspiración de los ovocitos vía vaginal bajo sedación. La vitrificación es una congelación ultrarrápida que impide que se formen cristales intracelulares y que se rompan las células y los ovocitos pueden quedar almacenados el tiempo que sea necesario. La paciente, una vez curada de su enfermedad, podrá utilizar sus ovocitos cuando ella desee; se descongelan y se fecundan con los espermatozoides (pareja actual o banco de semen). Esta nueva técnica permite unas tasas de supervivencia de los ovocitos en torno al 80%.
La prioridad en las pacientes afectas de un proceso oncológico ha de ser iniciar el tratamiento de quimio o radioterapia lo antes posible. En estos casos es fundamental que el tratamiento de preservación de fertilidad sea lo más rápido posible, y es imprescindible la coordinación entre oncólogos y especialistas en reproducción. Con los nuevos protocolos de estimulación ovárica podemos iniciar el tratamiento hormonal en cualquier momento del ciclo reduciendo así el tiempo que transcurre desde la primera visita hasta la recuperación de los ovocitos. Actualmente este intervalo de tiempo no supera los 14-16 días.