Los miomas uterinos o fibromas son tumores pélvicos benignos, no cancerosos, que crecen alrededor del útero y ocasionalmente en el cuello uterino. Estas masas anormales de tejido muscular se originan en las células del miometrio o pared del útero. Debido a su ubicación se puede pensar que la capacidad de quedarse embarazada se ve afectada, pero como veremos este hecho dependerá de varios factores.
La causa exacta de los miomas uterinos no se conoce, aunque se cree que son producidos por cambios hormonales como los que se producen durante el embarazo, donde los niveles de estrógenos se ven alterados. También se piensa que el factor genético puede influir en su aparición.
Los miomas pueden ser muy pequeños, sólo visibles a través de un microscopio, aunque pueden alcanzar un gran tamaño y ocupar incluso todo el útero. En la mayoría de los casos se desarrollan varios miomas uterinos.
Los miomas se clasifican según su localización en:
- Miomas subserosos: Se sitúan justo bajo la cubierta externa del útero y crecen generalmente hacia el exterior de la cavidad uterina, dándole una apariencia abultada al útero, pero que no impiden ni la gestación ni el parto. Representan aproximadamente el 55% de los miomas. A partir de un mioma subseroso puede crecer un mioma pediculado que crece en forma de tallo largo que queda suspendido en la cavidad pélvica.
- Miomas intramurales: Crecen en de la pared muscular del útero, y pueden provocar una deformación de la arquitectura normal del útero. Aproximadamente un 40% de los miomas uterinos son de este tipo y no se suele relacionar directamente con problemas para concebir.
- Miomas submucosos: Se sitúan bajo la superficie del revestimiento uterino creciendo hacia el interior del útero, provocando atrofia o desestructuración de la mucosa del endometrio uterino. Son un 5% de los casos de miomas uterinos y son los que pueden presentar más problemas de infertilidad. A partir de un mioma submucoso puede crecer un mioma pediculado que crece en forma de tallo largo a través del cuello del útero hacia la vagina.
Los miomas son relativamente comunes en las mujeres. Un 20% de las mujeres puede presentar miomas en el útero durante sus años fértiles, y hasta un 50% de las mujeres lo puede presentar alrededor de los 50 años. Estos miomas son muy poco frecuentes en menores de 20 años. En la inmensa mayoría de los casos estos miomas son tumores benignos. Sólo en 1 de cada 10.000 casos se presenta un tumor maligno, denominado leiomiosarcoma.
Muchos miomas no presentan sintomatología alguna, aunque los síntomas más frecuentes asociados a los miomas uterinos son:
- Sangrado entre periodos.
- Sangrado menstrual abundante, a veces con coágulos de sangre.
- Periodos menstruales que pueden durar más de lo normal.
- Necesidad de orinar con mayor frecuencia.
- Cólicos o dolor durante los periodos.
- Sensación de llenura o presión en la parte baja del abdomen.
- Dolor durante la relación sexual.
Para detectar y encontrar estos miomas, el ginecólogo realizará un simple examen pélvico en busca de cambios en la forma del útero. Otros métodos que se pueden emplear para diagnosticar y encontrar miomas en el útero son una ecografía pélvica, una resonancia magnética, una histeroscopia o una biopsia endometrial.
Los miomas en el útero pueden contribuir a un problema de infertilidad, y también se han asociado a una posible causa de los abortos de repetición. Cuando los miomas son del tipo subseroso, los más habituales donde se desarrollan hacia afuera del útero, éstos no impiden la gestación. Los miomas de tipo intramural, aunque pueden ser de gran tamaño (lo que puede implicar una cesárea ya que bloquea el canal de parto), tampoco se vinculan a problemas de infertilidad.
Los miomas de tipo submucosos si se relacionan directamente con la dificultad de quedarse embarazada. Al estar situados en el endometrio, pueden bloquear la entrada del óvulo a las trompas de falopio o dificultar la implantación del embrión. En los casos que se produce la gestación se puede dar un aborto espontáneo, generalmente durante el primer trimestre.
El tratamiento para estos miomas submucosos en el útero consiste en una intervención llamada histeroscopia. Este procedimiento se realiza introduciendo una guía óptica a través de la vagina hacia el útero. Esta herramienta envía imágenes del interior del útero para examinar su interior. Mediante la misma guía se detectan y extraen estos miomas uterinos. La histeroscopia se realiza bajo sedación y suele durar entre 15 minutos y 1 hora, dependiendo del grado de tejido a extraer. Una vez libre de estos miomas, la mujer debería estar lista para quedarse embarazada.