Durante el mes de marzo se celebra el Mes Mundial de la Endometriosis, tratando de difundir, informar y concienciar a la sociedad sobre la problemática a la que se enfrentan las mujeres que padecen endometriosis. Considerada un mal benigno, esta enfermedad, que afecta a entre el 10 y el 15% de la población femenina, se diagnostica tarde por la falta de investigación e información.
La endometriosis es una enfermedad crónica en la que el tejido endometrial que normalmente recubre el interior del útero crece fuera del éste. Durante la menstruación, los ovarios producen una serie de hormonas que favorecen el crecimiento de las células endometriales presentes en el revestimiento interno del útero. Este tejido es posteriormente expulsado el sangrado del periodo. Pero si estas células se implantan fuera del útero (ovarios principalmente, área pélvica, y en menor medida intestinos, recto, vejiga), no se logran eliminar en el periodo, pudiendo causar cólicos severos, dolor pélvico y creando cicatrices y quistes llenos de líquido alrededor del útero.
Los síntomas más habituales son dolor menstrual o durante las relaciones sexuales, sangrado uterino abundante, fatiga y problemas de infertilidad. No obstante, entre un 15 y un 30% de las mujeres que la padecen, no presentan síntomas. Pero siendo una enfermedad frecuente, su diagnóstico suele ser tardío debido a que suele confundida con los dolores de regla.
En realidad, estos síntomas puede ser señal de un problema grave. Acudir a un especialista es fundamental para no retrasar el diagnóstico de la endometriosis. Según diversos estudios, el retraso en el diagnóstico de esta enfermedad es de más de 6 años desde la aparición de la endometriosis hasta la cirugía, afectando negativamente a la calidad de vida de la mujer que la padece.
La endometriosis se podrá detectar fundamentalmente mediante una exploración física. También se podrá recomendar algunas sencillas pruebas complementarias como una ecografía o una resonancia magnética nuclear. Para confirmar su diagnóstico, habitualmente se realiza una laparoscopia que permite ver el interior del abdomen, observar las lesiones y obtener muestras de tejido para su análisis a través de un par de orificios.
La endometriosis no tiene cura, pero es posible frenar sus síntomas. Los casos leves se pueden tratar mediante fármacos, tanto para aliviar el dolor mediante antiinflamatorios o analgésicos, o para inducir una falsa menopausia o embarazo que evite el crecimiento de las lesiones endometriósicas mediante tratamientos hormonales. La cirugía está indicada para casos severos de endometriosis, mediante una laparoscopia que permita la extirpación quirúrgica de las lesiones, o en los casos muy graves, mediante la extirpación completa del útero.
Desde las clínicas de reproducción asistida VITA tratamos de dar visibilidad a esta enfermedad invisible, investigando más sobre ella, para que la detección precoz permita iniciar rápidamente los tratamientos y mejorar así la calidad de vida de las pacientes.