Cuando una pareja desea tener un bebé y su búsqueda comienza a demorarse, empiezan a aparecer en sus cabezas dos palabras: infertilidad y esterilidad. Son términos que a menudo llegan a confundirse.
Según la Real Academia Española de la Lengua, estos términos son sinónimos, definiéndolos como la “incapacidad de la hembra para concebir y la incapacidad del macho para fecundar”. Pero desde el punto de vista médico esta definición no es correcta. Aunque en ambos casos indican dificultades para concebir, son conceptos diferentes. Veamos en qué se diferencian.
La esterilidad es la incapacidad para concebir después de tener relaciones sexuales habituales sin usar métodos anticonceptivos. Es decir, no se logra fecundar el óvulo. Se habla entonces de un problema de fertilidad.
La infertilidad es la imposibilidad de finalizar la gestación de forma satisfactoria con el nacimiento de un bebé sano. Es decir, es posible que un espermatozoide fecunde un óvulo y conseguir el embarazo, pero no se logra una gestación evolutiva. Se habla entonces de un problema de infertilidad.
Por tanto, no será igual el tratamiento a seguir en las parejas que no pueden concebir, es decir, fecundar y llegar al embarazo, que en las parejas que si logran concebir, pero finalmente no se logra desarrollar el embarazo.
¿Cuando existe un problema de infertilidad?
Habitualmente se considera que existe un problema de infertilidad cuando se producen tres o más pérdidas gestacionales. Pero debido al dolor emocional que conlleva el perder un embarazo, se recomienda iniciar un tratamiento de infertilidad cuando se han producido dos pérdidas gestacionales. El primer paso será realizar un examen médico y un estudio de fertilidad.
Los casos de infertilidad se clasifican en dos niveles:
- infertilidad primaria, cuando ningún embarazo ha llegado a evolucionar nunca satisfactoriamente.
- infertilidad secundaria, cuando se consiguen gestaciones normales pero se producen abortos repetidamente.
¿Cuando existe un problema de esterilidad?
La esterilidad suele estar causada por problemas que pueden afectar tanto al hombre como a la mujer, o a ambos simultáneamente. Recordemos que la esterilidad se refiere a la incapacidad de concebir en las relaciones sexuales sin usar métodos anticonceptivos. Es decir, no se consigue que el espermatozoide fecunde el óvulo.
Las causas más habituales de esterilidad en la mujer son:
- endometriosis
- problemas de ovulación
- síndrome del ovario poliqúitico
- obstrucción de las trompas de Falopio
- óvulos de mala calidad
- anomalías en el útero
- estrés, problemas de peso, fumar
Las causas más habituales de esterilidad en el hombre son:
- alteraciones testiculares
- problemas de próstata
- obstrucción de los conductos del esperma
- alteraciones en la producción del semen (baja cantidad de cantidad de espermatozoides)
- alteraciones en el semen (mala calidad del semen, baja movilidad)
- problemas de eyaculación precoz o de erección
- estrés, problemas de peso, fumar
Es poco habitual que una persona sea totalmente estéril. La completa esterilidad en la mujer se produce en mujeres con fallos ováricos o después de la menopausia, y en los hombres en los casos azoospermia.
La pareja se considera estéril si lleva más de un año buscando el embarazo si conseguirlo (o seis meses si se tienen más de 35 años). En estos casos se considera que existe un problema de fertilidad. Según datos estadísticos, 1 de cada 10 parejas necesita la ayuda de un tratamiento de fertilidad para quedarse embarazada.
La esterilidad también se clasifica en dos niveles:
- esterilidad primaria, cuando la parejan nunca ha logrado ninguna gestación.
- esterilidad secundaria, cuando la pareja ha logrado alguna gestación anteriormente pero ahora tiene problemas para lograr ese embarazo deseado.
Tratamientos para la esterilidad e infertilidad
Cuando una pareja tiene dificultades para conseguir el embarazo y decide hacerse un tratamiento de reproducción asistida, el especialista en medicina reproductiva deberá estudiar cada caso para conocer el origen del problema de infertilidad o esterilidad. Se realizarán una serie de pruebas diagnósticas, incluido un estudio de fertilidad, para poder decidir qué tratamiento es el más adecuado para cada situación.
Las técnicas más conocidas son:
- Inseminación artificial, conocida como IA. Mediante esta técnica se realiza una inseminación directamente en el interior del útero con una muestra de semen (de la pareja o de un donante anónimo) previamente seleccionada en el laboratorio.
- Fecundación in vitro, conocida como FIV. Mediante esta técnica se extraen los óvulos (o se utilizan óvulos donados por una donante de óvulos anónima) para realizar la fecundación en el laboratorio, con una muestra de semen (de la pareja o de un donante anónimo) previamente seleccionada.
La técnica de fecundación in vitro ofrece mejores tasas de éxito que la inseminación artificial, especialmente si se realiza mediante Microinyección Introcitoplasmática de Espermatozoides, conocida como ICSI. Con esta técnica se selecciona un espermatozoide para introducirlo, mediante microinyección, directamente en el interior del citoplasma del ovocito. De este modo se aumentan las posibilidades de fecundación y el numero de embriones resultantes, habiendo mas posibilidades de exito.